He hablado con varias personas en estos últimos días y me ha sorprendido que esta semana encerrado haya hecho que muchos de nosotros veamos realmente la realidad de la situación en la que se encuentra el mundo. Es la semana de la montaña rusa. Yoyo de las emociones. Parece que hemos evolucionado a través de etapas, desde la conmoción del bloqueo repentino hasta tratar de armar una estructura, tener que enfrentar la realidad y aceptar que es lo que es. En momentos como este, todos podemos ayudarnos unos a otros, todos podemos ayudarnos a levantarnos mutuamente. Un poco de amor y amabilidad recorren un largo camino. Y eso es algo que realmente podemos quitar de esta experiencia. Por cada historia desgarradora que escucho, escucho algo realmente positivo y especial sobre la humanidad.
Pedí algunas vitaminas para nuestra hija menor, Tália. La farmacia en Madrid me llamó para decirme que había un poco menos en el paquete de lo anunciado. Les dije que los enviaran de todos modos y les expliqué que tenía una enfermedad mitocondrial y un sistema inmunitario comprometido. La mujer del otro lado del teléfono me dijo que intentaría enviarme un regalo. Llegaron las vitaminas y allí, dentro del paquete, había una hermosa lata adornada llena de yesos. Sinceramente, me conmovió mucho, un pequeño gesto de alguien que está en primera línea.
Similarly, the St George’s charity in Sabinillas and the Collective Calling Charity are doing amazing work in this area of the Costa del Sol delivering food and necessities to the needy.