Está claro que acostumbro a viajar a Sabinillas por su sol, su playa y su ambiente. Pero hay algo que voy descubriendo cada año: sus caprichos para el paladar. Y no me refiero a la cocina sofisticada, ni a las sardinas al espeto o al pescaíto frito, que es algo por todos conocido, me refiero a otros caprichos. ¿Cuáles? Está por ejemplo la Churrería en la Calle Duquesa, con sus fantásticos desayunos de deliciosos churros. O justo frente a ella, los helados de Da Vinci con sus infinitos y maravillosos sabores. Están además las exquisitas berenjenas fritas con miel, tan típicas de Málaga, que puedes encontrar en Índalo, en la Plaza Ginebra. Y qué decir de las sabrosas tapas de sus numerosos bares, como las tapas de carne del bar Centro.
Pero sobre todo, están esos gazpachos andaluces que puedes elaborar en cinco minutos tras una mañana de playa. Refrescante sopa fría seguida de fantásticas e interminables siestas en casa. Y es que, Sabinillas es en verano, sobre todo, gazpacho y siesta.
Marian Iriondo
Chiringuitos en Sabinillas
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